Sin Respeto es un proyecto a cuatro manos que tiene su origen en intervenciones sobre libretas de dibujos, comenzadas por cada uno de nosotros, y enviadas por correo postal en rondas sucesivas. Este juego de Arte-Correo, con evidentes conexiones con el cadáver exquisito surrealista, se ha ido transformando en un viaje de ida y vuelta donde las tachaduras, los solapamientos, el collage y los borrados son el modus operandi de un proceso creativo emocionante que ha desembocado en un proyecto específico para la Galería Combustión Espontánea de Madrid.
El título de la exposición remite a la primera libreta en la que establecimos la pautas de actuación de cada uno, interviniendo sin respeto aquello que recibíamos de manos del cartero. Y aquí precisamente radica la paradoja, porque no hay mayor amistad -y verdadero respeto- que aquella que te permite hacer y deshacer lo que te remite un amigo. A menudo he pensando en aquello que decía Burroughs a propósito del lenguaje, entendiéndolo como un virus. De la misma manera, las libretas iban creciendo como un virus contagioso en donde los dibujos se transformaban en organismos vivos y parásitos que se alimentaban de sucesivos dibujos.
Ese tiempo de espera, el viaje de ida y vuelta, de recorridos en zig-zag como articulación discursiva, me remite a la idea de una construcción laberíntica sin control y sin una visión previsible del que será. No miento si digo que, muchas veces, me sentía como una damisela esperando impaciente la carta de amor de su amante…
